El jitomate es uno de los ingredientes básicos en las cocinas de todo el mundo, y entre las que más destacan se encuentra la nuestra. En México lo consumimos en cualquiera de sus formas, bien sea redondo, cherry, pera o guajillo. La gran pregunta es: ¿su consumo es beneficioso para nuestro organismo?

Y la respuesta es que sí. Además de ser un ingrediente versátil y una hortaliza deliciosa, el jitomate es rico en vitaminas y minerales que nuestro cuerpo necesita para su buen funcionamiento. Gracias a que lo consumimos con frecuencia, nuestras células disfrutan de una dosis vitaminas A, B1, B2, C y K, así como muchos minerales, tales como el calcio y el fósforo (de gran importancia para el buen funcionamiento del sistema óseo), y el potasio y el sodio, que son requeridos para que se lleven a cabo procesos celulares de gran importancia.

Por otra parte, numerosos estudios han demostrado que el jitomate o tomate contiene una gran cantidad de fitoquímicos con importante acción biológica dentro del organismo. Esto quiere decir que su consumo puede contribuir en el alivio de malestares comunes, como la indigestión o la inflamación.

Entre las propiedades terapéuticas que se han identificado en extractos procedentes del tomate, se encuentran su potencial como laxante, depurativo, diurético, antiséptico e incluso como antiinflamatorio. El alto contenido de fibra del fruto favorece la digestión, previene la retención de líquidos y protege la piel del envejecimiento prematuro por su alto contenido de licopeno, responsable de su llamativo color rojo y un antioxidante por excelencia.

Así que la próxima vez que prepares una rica salsa, un pico de gallo o simplemente una ensalada, ten en cuenta todo lo que estás incorporando a tu organismo sin siquiera notarlo. Llevar una dieta saludable es fundamental para conseguir un estado de bienestar integral, y el jitomate es uno de los ingredientes que no deben faltar.